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8 de junio de 2011

EL CHINITO LUJURIOSO

Yo siempre pensé que el chino era un pueblo remansado, pero ya veo que me equivoco después de conocer a Ma Yaohai, un chinito al que le gustan las orgías bien montadas, cambios de pareja y por ahí todo seguido. Pero al chinito Ma Yaohai ahora le tiemblan los dientes porque al Régimen no le complace que el personal se divierta más allá de la monogamia multípara que tiene establecida en cuestiones de sexualidad y bailes de salón. Y eso que a Mao le iba la “marcha” y, según dicen sus biógrafos, resultó ser un rijoso de mal olor con demasiadas perversiones bajo su barbilla de fauno y con ciertas exigencias en cuestiones de jovencitas de ojos risueños y como rasgados. Sin embargo, al chinito Ma Yaohai, como no es el autor del Libro Rojo, no le permiten que se entretenga en dibujos raros fuera de los muros convencionales de la regla común, por mucho derecho a la intimidad y otras mandangas que él alegue en defensa de sus talleres inguinales.
Así están las cosas en China y su régimen comunista. Porque a la hora de la verdad, los comunistas no son tan verbeneros como nos quieren hacer ver Llamazares y sus mariachis del Frente Popular. Los comunistas, cuando llega el momento, lo primero que prohíben es el Kamasutra, el Decamerón y las películas de Bárbara Rey, que ahora de viuda y domadora sigue estando tan buena como cuando aquello del destape de José Sacristán y compañía. Pero, como digo, a los comunistas se le seca la pólvora inguinal en cuanto huelen la dictadura del proletariado, que debe ser algo así como el bromuro tranquilizador que nos daban en la mili.
No obstante, lo peor que puede hacer cualquier Régimen político es prohibir las excursiones sexuales del chinito Ma Yaohai. Tarde o temprano estos regímenes castradores mueren por la bragueta y la lencería fina. El Mayo del 68 francés no fue otra cosa que una revolución sexual en respuesta a las prohibiciones del rector de la universidad de Nanterre. Y, sin ir más lejos, el franquismo no tuvo continuidad porque se empeñó en esconder la sexualidad detrás de los confesionarios de la Iglesia. A mi entender, la Transición tuvo tanto éxito político porque la muerte de Franco fue como un corrimiento general de tierras. En realidad, la Constitución del 78 se aprobó sin apenas un mínimo de reflexión porque los españoles estábamos dedicados al pillaje sexual, es decir, a comprobar las delicias de las camas ajenas y al alegre candombe de los vicios franceses y otros placeres venusinos de rojo satén.
Los comunistas chinos deberían saber que el cachondo de Ma Yaohai y sus colegas de orgía se conformarían con una democracia simulada: un par de partidos que se alternen en el poder, las televisiones controladas, la justicia politizada y una loca libertad en plan floreo genital y de boquitas pintadas a lo lady Chaterley. Quiero decir que el poder siempre sería suyo. Incluso no deberían tener miedo a la libertad de expresión, puesto que, en general, nadie reflexiona en profundidad ni nadie lee un libro salvo que sea el “best seller” de algún escritor nórdico, alto y rubio como la cerveza. De esta guisa, el chinito Ma Yaohai sería sin duda el mejor aliado para cualquier régimen político. Un adepto inquebrantable.



Antonio Civantos

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