El héroe de Wikileaks
Ahora que Zapatero ha consentido en ahorrar mil millones de euros robándoselos a parados sin ninguna asignación, me doy cuenta de la importancia de un `hacker´ como Julian Assange, el bendito fundador de Wikileaks. Porque hay decenas de medidas para ahorrar esos jodidos mil millones. Primero: dinamitando todos y cada uno de los parlamentos regionales con sus diputados dentro. Eso sí, recogiendo primero todos los bolígrafos, ordenadores, mobiliario y otros recuerdos de interés humano. Segundo: reduciendo a la mitad el número de cargos públicos que vegetan en todas las administraciones. Tercero: demediando la miriada de sueldos millonarios que cobran los políticos con cargo público. Cuarto: subastando todos los coches oficiales. Quinto: centralizando todas las competencias autonómicas. Sexto: privatizando las televisiones públicas. Séptimo: suprimiendo las subvenciones a centrales sindicales, organizaciones empresariales y partidos políticos. ¿No llegaría Zapatero con estas medidas a más de mil millones de ahorro? ¿Y saben ustedes por qué no se van a tomar? Porque los políticos se han organizado en una casta indestructible. Los políticos han creado un mundo a su exacta medida y una sociedad a su imagen y semejanza. Un mundo que sólo es para ellos una finca particular de recreo, una mesa de juego donde dirimir el grado de poder de cada uno, pero también un coto de caza donde los ciudadanos sólo somos inocentes piezas cinegéticas tratando de sobrevivir a sus batidas y fuego a discreción. Y esta vez quien ha caído heroicamente en la montería del monclovita es esa pobre sucesión de desposeídos por la Historia y sin ningún ingreso para llenar la olla diaria del Dómine Cabra.
De modo que ante la aparición estelar de un personaje como Julian Assange, me dispongo a presenciar, agradecido, el maravilloso espectáculo de ver rasgarse los velos que dejan al descubierto las miserias de toda esta patulea mundial que nos roba, engaña y desgobierna. Lo malo es que al pobre chico lo persiguen, en plan jauría desesperada y sedienta de sangre, toda la mafia política del mundo. También me entristece que al patriota americano que filtró los documentos del pentágono, otro héroe, lo tengan encerrado en una mazmorra con la llave perdida y sin vistas al mar.
Por otra parte, los documentos desvelados no ponen en peligro la seguridad de ningún país, pero sí desvelan el grado de estupidez, corrupción, perversidad torturadora y amoralidad que adornan a la clase política. Extraordinario, por ejemplo, el relato de la felación moratiniana, como un becario bajo la mesa, en el asunto de los vuelos de la CIA. Desde luego, la diplomacia española, en tiempos de Zapatero, sólo se ha dedicado a complacer los apetitos más libidinosos de todas las cancillerías mundiales. Y no digamos la orgía que ahora se tienen montada los marroquíes, con ese exacerbado vicio suyo, a costa de la virginidad postrera de los chicos y chicas del palacio de Santa Cruz. Y, ya que estamos en ello, ¿no les gustaría, por ejemplo, que algún `hacker´ del CNI enviara a Wikileaks los documentos secretos del 11M? ¡Comprenderíamos tantas cosas!
Antonio Civantos
9 de junio de 2011
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