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27 de octubre de 2012

ROMEVA, BADÍA Y TREMOSA




Cataluña nos cocina a fuego lento como si fuéramos el pavo de Navidad. En realidad, los españoles llevamos en el horno desde el mismo instante en que se aprobó la Constitución del 78. Y ahora, parece ser, que ha llegado el momento de ponernos sobre la mesa y servirnos bien doraditos y crujientes entre una guarnición de rovellons y otra de coles de Bruselas. Precisamente, ha sido en Bruselas donde Romeva, Badía y Tremosa, ese trío Lalalá del Cornellá del Vallés, se han descolgado hasta la deshidratación neuronal al describir cómo cuatro cazas de la aviación borbónica han surcado el cielo de Cataluña entre resoplidos de amenazas y avisos a navegantes. Sin embargo, nos extraña grandemente que Rajoy haya sugerido semejante plan de vuelo. Si hubiera sido aquel otro gallego de antaño, no les discutiría que la cosa no fuera bien encaminada, pero de la praxis política del señor registrador de la propiedad mucho me temo que tal medida esté alejada a más de un palmo de distancia. Para mí que Romeva, Badía y Tremosa deberían inventar algo más sutil con el fin de calentar más a conciencia el ambiente europeo. Para llevar a cabo una secesión ilegal se precisa algo más de imaginación y cultura. Sin ir más lejos, debería presentarse en Bruselas el propio rey Arturo para denunciar, un suponer, que la elaboración del cava extremeño es una afrenta de una violencia inusitada a la historia vitivinícola de la tierra catalana. También podría denunciar, digo yo, que la cabra de la Legión sea natural de Girona y que fue secuestrada por un nieto de Millán Astray durante una incursión bélica sobre algún aprisco del Ampurdán.
El rey Arturo I de Calalonia habría de escoger con mejor tino el contenido de sus denuncias, pues no creo yo que Europa nos vuelva a mandar a los cien mil hijos de san Luis con ese cuento chino de los cuatro cazas mariposeando sobre los campanarios de Berguedá y Ripollés. Para mí que Romeva, Badía y Tremosa deberían leer al menos las obras completas de Josep Pla y de Eugeni d´Ors y estudiar el arte y la vida de Salvador Dalí para que sus denuncias sobre el imperialismo español se vieran avaladas por tres catalanes universales. También podrían darse una vuelta, me refiero a Romeva, Badía y Tremosa, por la historia épica del general Batet, don Domingo Batet Mestre, nacido en Tarragona y nombrado, por la República, capitán general de Cataluña y general en jefe de la IV División Orgánica. Pues bien, el general Batet fue sin duda el gran héroe de la intentona separatista perpetrada por la Generalitat en 1934, sobre todo al elevar nada menos que al gran Lluís Companys a la categoría estelar de preso ilustrísimo. Y les aseguro que Batet de fascista no tenía absolutamente nada, sino que se limitó a que las leyes se cumplieran según el ordenamiento constitucional de la época. Curiosamente, el general Batet fue posteriormente fusilado por Franco, quien consumó así una particular venganza de muy mal gusto contra Queipo de Llano.
De manera que a Romeva, Badía y Tremosa no les debería extrañar que uno de esos cuatro cazas que gambetearon sobre los grajos de esos campanarios estuviera pilotado por el espectro del tarraconense Batet, en un recuerdo más o menos didáctico de la necesidad imperiosa de cumplir las leyes vigentes. Pero como les digo, mucho me temo que a Rajoy, un ángel blandileble de la política, esa cosa de los tambores, el olor a pólvora más o menos mojada y el retumbo de botas militares sobre el pavimento no le llame la atención en exceso. Todo lo contrario que a Romeva, Badía y Tremosa, a quienes les gustaría disfrutar de una jornada bélica en Cataluña, aunque sólo fuera para chivarse en Bruselas. Después de cobrar, claro.

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