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15 de julio de 2012

LA CONJETURA DE SIRACUSA

CARTAS A DORA MALENGO 13 DE JULIO DE 2012 Querida Dora. Esta semana mi vida ha continuado sin demasiados altibajos, aunque mi ánimo empieza a sentir un cierto ahogo debido al enclaustramiento voluntario. Y no creas que el trabajo adelanta todo lo que yo quisiera. La novela que tengo entre manos ya debería estar terminada y las lecturas que me he propuesto avanzan con mucha lentitud. Si bien, en este último aspecto, he de decirte que la culpa la tiene un libro de Hillmann titulado “El mito del análisis”. Los capítulos que este teórico de la psicología dedica al estudio del “eros” me han entretenido, por otra parte, muy agradablemente, tanto que, una vez terminada su lectura, me he pasado sin dudarlo al “Tratado de la pasión” de Eugenio Trías, libro que ya leí hace algún tiempo, pero que ahora entiendo mucho mejor bajo la perspectiva de las teorías de Hillmann. Pues bien, cuando me canso de este asunto, corto el rollo y leo “Las aventuras de Huckleberry Finn”, una terapia maravillosa para mentes congestionadas por demasiadas abstracciones ontológicas. Naturalmente, también he visto varias películas por televisión, pero sólo recuerdo una que me haya movido a la reflexión: “INCENDIES”, una producción franco-canadiense dirigida por Denis Villeneuve. En el fondo no es más que un folletón islámico con todos sus aditamentos característicos. La historia se desarrolla en su mayor parte en el Líbano, una historia condimentada con el mito de Edipo para construir un final apoteósico y, sobre todo, bastante rentable. Además, no han dudado en aderezar la película con escenas violentas y situaciones de un dramatismo extremo, aunque reconozco que tal vez con un director del tipo Eastwood, pongo por caso, habría sido mucho peor. Sin embargo, lo más curioso es que al guión también lo han salpicado, increíblemente, con unas gotas de matemática pura, supongo que por adornarlo con un tono intelectual para impresionar incautos. Hace mención, por ejemplo, de la “Conjetura de Siracusa” y también de “los siete puentes de Königsberg”. Para que te hagas una idea, mi querida Dora, la “conjetura de Siracusa” dice que en una sucesión de números que empiece por n, el siguiente debe ser, si n es par, n/2, y si n es impar, 3n+1; pues bien, la sucesión así construida siempre terminará, sea n el número que sea, con los dígitos 4, 2, 1. Reconozco que es muy interesante desde el punto de vista matemático, pero que en la película no viene al caso, provocando entre los espectadores, al menos en mí, algo más de tensión de la que ya aporta la historia. Y si quieres saber lo que son los “siete puentes de Königsberg”, lo mejor será que bucees en la red hasta encontrarlo, que ha sido en definitiva lo que yo he hecho para enterarme de todo esto. Claro que también he entrado en la red para ver si por fin me daba tu paradero, pero ya ves que no he logrado la victoria, ni nadie me llama para decirme que te ha visto, ni siquiera ninguno de los muchos espías que tengo repartidos por todo el mundo con el único cometido de seguir tus pasos. Si bien te imagino tomando el sol tumbada en cualquier playa de alguna isla mediterránea. Por cierto, Hillmann habla en su libro del sufrimiento provocado por amores imposibles como el nuestro; dice que el alma aprende y hace psique gracias a dicho sufrimiento, por lo que es totalmente necesario para ella. Mi querida Dora, te aseguro que preferiría un aprendizaje menos convulso y sacrificado. Escríbeme pronto. P.D. La fotografía hace relación al artículo siguiente, ya que hablo de los felices cincuenta, las empleadas de hogar y las coplas de Antonio Molina en la radio de mi abuela, que es la señora que está al lado de la cesta de la merienda. Yo soy el niño del babero y estoy junto a mi abuelo Antonio Civantos Rodríguez. Esta es la fotografía que más cariño tengo de todas las que me han hecho en la vida.

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