Domingo, 11 de mayo del 2014
DIARIO
He llevado cierto trajín de viajes durante la última
semana, de modo que no he podido atender este diario como ustedes merecen.
Además ha muerto mi buen amigo Pepe Blázquez, el propietario y gran chef del
restaurante Casa Salvador de Madrid. Ha ocurrido todo tan deprisa que aún no he
asimilado la tragedia y mucho menos el hecho descorazonador de que jamás
volveré a verlo. Qué difícil resulta aceptar estos derrotes traicioneros del
destino. Nunca olvidaré las infinitas tertulias de sobremesa que he mantenido
con él a lo largo de tantos años. Cuántas historias nos habremos contado el uno
al otro. Entre otras me contó algunas sobre Hemingway, que fue varias
veces a comer a Casa Salvador, cuando el restaurante era de su tío. Me aseguró que
Hemingway era un hombre taciturno, silencioso, acompañado casi siempre por Domingo Dominguín, el padre de Luis Miguel y suegro de Antonio Ordóñez. Pepe
Blázquez era un genio de la vida y de la cocina y su recuerdo entrañable siempre
permanecerá en mi memoria.
Ayer sábado
leí en la Fundación Javier de Salas de Trujillo un texto sobre los jardines de
mi infancia, que ustedes pueden leer en este mismo blog. Había mucha gente joven, sobre todo estudiantes de arquitectura de
la Universidad Europea de Madrid, quienes expusieron un proyecto magnífico para conservar el paisaje trujillano.
La fotografía
de arriba es de mi buen amigo Pepe Blázquez. Mi pésame y un abrazo muy fuerte
para toda su familia
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